De treinta y cinco años, el narrador Jean rememora su vida entre 1932 y 1940. Relata su existencia de pobreza en España , en el barrio clandestino del Barrio Chino de Barcelona , ​​donde comparte la moral de las alimañas con Salvador, su amante inmundo, al que abandona por Stilitano, el magnífico pingüino, proxeneta y traidor.

Abandonado por este último, el narrador relata su indigencia en los caminos andaluces. Describe sus andanzas por Francia, Italia y Europa central, donde conoció a Michaelis, un cantante callejero, amante y luego compañero de prisión. Menciona a Java, un ex Waffen SS, un traidor al que admira. En 1936, en Amberes, encontró a Stilitano enriquecido por el tráfico de opio y la prostitución masculina . Armand, encarnación del “bruto perfecto”, se convierte en su amante y, con Stilitano y Robert, de cuya complicidad está celoso, roba a los pederastas. Stilitano lo empuja a traicionar a Armand. Los abandona y regresa a París. También habla de su encuentro, durante una estancia en Marsella, con el policía Bernardini, que le fascinó y del que más tarde se convirtió en amante. A laSalud , encuentra a Guy con quien tiene la profunda revelación del robo. Con Lucien, un amante dócil, experimenta una ternura tranquila, pero este amor lo acerca a la moral y le hace tomar conciencia del arrepentimiento de su leyenda. Después de elogiar la colonia penitenciaria de Guyana , anunció un segundo volumen en el periódico: “Asuntos morales”.