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El secreto profesional y otros escritos / Jean Cocteau ; traducción de Manuel Serrat Crespo.

Por: Colaborador(es): Idioma: Español Lenguaje original: Francés Series Biblioteca Personal Jorge Luis Borges ; 56Editor: Barcelona : Orbis, 1987Descripción: 260 páginas. ; 20 cmTipo de contenido:
Tipo de medio:
Tipo de soporte:
ISBN:
  • 848547189X
Títulos uniformes:
  • Le secret professionnel Español (Serrat Crespo)
Tema(s): Clasificación CDD:
  • 808.89 22
Contenidos:
Prefacio en preterito. -- El secreto profesional. -- De un orden considerado como anarquía. -- Apollinaire. -- Picasso. -- Max Jacob. -- Marcel Proust. -- Raymond Roussel. -- Jean Desbordes. -- Intento de crítica indirecta. -- el mito del greco. -- Paul Verlaine, plaza del Panteón. -- Modigliani. -- Jean-Jacques Rosseau.
Resumen: «Nunca sabremos si el hábito francés (y hoy del mundo) de encarar la literatura en función de la historia de la literatura y de sus vaivenes fue benéfico o perjudicial para Jean Cocteau. Entró con menos resignación que entusiasmo en ese curioso juego de escuelas, de convicciones, de cambios, de manifiestos y de polémicas. A los diecisiete años ya era famoso. Creyó siempre, como el caballero Marino, que el fin del arte es el asombro. Prohibió los sucesivos ismos sin excluir al movimiento Dadá. Fue amigo de Breton, de Tzara, de Maritain, de Picasso, de Satie, de Apollinaire y de Stravinski. Prefirió las artes más públicas, el teatro y el ballet. Se batió en la Primera Guerra; la novela Thomas l’imposteur es un hermoso monumento de aquella etapa, que nunca le agradó. A la manera de Oscar Wilde, fue un hombre muy inteligente que jugaba a ser frívolo. Recordemos, al pasar, la breve metáfora: guitarra, truco de la muerte. Pensaba, evidentemente, en la trágica guitarra del cúbito. El silbo académico y la conversión a la fe de Roma fueron sus últimas sorpresas. Este libro es acaso el menos conocido y el más grato de los muchos que le debemos. Consta, más allá de los dogmáticos manifiestos, de una serie de sabias y sutiles observaciones sobre la misteriosa poesía. A diferencia de tantos críticos, Cocteau la conoció personalmente y la ejerció con felicidad. Leer este libro es conversar con su cordial fantasma»
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Tipo de ítem Biblioteca actual Signatura topográfica Copia número Estado Código de barras
Libro Libro Seminario Conciliar General 808.89 B645 No.56 (Navegar estantería(Abre debajo)) Ej.1 Disponible 91013798

Prefacio en preterito. -- El secreto profesional. -- De un orden considerado como anarquía. -- Apollinaire. -- Picasso. -- Max Jacob. -- Marcel Proust. -- Raymond Roussel. -- Jean Desbordes. -- Intento de crítica indirecta. -- el mito del greco. -- Paul Verlaine, plaza del Panteón. -- Modigliani. -- Jean-Jacques Rosseau.

«Nunca sabremos si el hábito francés (y hoy del mundo) de encarar la literatura en función de la historia de la literatura y de sus vaivenes fue benéfico o perjudicial para Jean Cocteau. Entró con menos resignación que entusiasmo en ese curioso juego de escuelas, de convicciones, de cambios, de manifiestos y de polémicas. A los diecisiete años ya era famoso. Creyó siempre, como el caballero Marino, que el fin del arte es el asombro. Prohibió los sucesivos ismos sin excluir al movimiento Dadá. Fue amigo de Breton, de Tzara, de Maritain, de Picasso, de Satie, de Apollinaire y de Stravinski. Prefirió las artes más públicas, el teatro y el ballet. Se batió en la Primera Guerra; la novela Thomas l’imposteur es un hermoso monumento de aquella etapa, que nunca le agradó. A la manera de Oscar Wilde, fue un hombre muy inteligente que jugaba a ser frívolo. Recordemos, al pasar, la breve metáfora: guitarra, truco de la muerte. Pensaba, evidentemente, en la trágica guitarra del cúbito. El silbo académico y la conversión a la fe de Roma fueron sus últimas sorpresas. Este libro es acaso el menos conocido y el más grato de los muchos que le debemos. Consta, más allá de los dogmáticos manifiestos, de una serie de sabias y sutiles observaciones sobre la misteriosa poesía. A diferencia de tantos críticos, Cocteau la conoció personalmente y la ejerció con felicidad. Leer este libro es conversar con su cordial fantasma»

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