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Max Ernst 1891 - 1976. Más allá de la pintura Ulrich Bischoff; traductor Félix Treumund

Por: Colaborador(es): Idioma: Español Lenguaje original: Alemán Series Serie Básica de ArteEditor: Barcelona Taschen 2003Descripción: 96 páginas 23 cmTipo de contenido:
Tipo de medio:
Tipo de soporte:
ISBN:
  • 9783822813874
Tema(s): Clasificación CDD:
  • 22 709.2 S11 ERNS
Contenidos:
Ruptura con la historia del arte: 1912 - 1921.-- la magia de los desplazamientos apenas perceptibles: 1922 - 1929.-- Loplop presenta: 1930 - 1949.-- El retorno de la bella jardinera: 1950 - 1976.-- Max Ernst 1891 - 1976.-- Cronología
Resumen: Más allá de la pintura. Max Ernst en la Colección Würth muestra en el Museo Picasso Málaga un total de cincuenta y siete obras, entre las que destacan un importante conjunto de libros ilustrados, extraordinario tanto por su valor artístico como por las escasas ocasiones que se exponen de forma tan completa. Pinturas, esculturas, dibujos, collages y grabados forman esta exposición, que descubre el inquietante y extraordinario universo de Max Ernst (Brühl, Colonia 1891-París 1976), una de las principales figuras del arte del siglo XX, descrito por André Bretón como “la mente más magníficamente atormentada que pueda existir”. Las obras provienen de la Colección Würth (Künzelsau, Alemania), uno de los fondos privados más importantes de Europa. “Mis vagabundeos, mis desasosiegos, mi impaciencia, mis dudas, mis creencias, mis alucinaciones, mis accesos de cólera, mis rebeldías, mi negativa a someterme a cualquier disciplina, aunque fuera la ideada por mí mismo… No han creado un clima propicio a una obra sosegada y serena”, así reflexionaba sobre su propio trabajo Max Ernst. Era 1970, ya en el ocaso de su vida. Quedaba atrás toda una existencia dedicada al experimento continuo, cuyo resultado fue una obra que constituye una de las más significativas aportaciones al arte de su tiempo, especialmente al movimiento surrealista. El Surrealismo, como el Dadaísmo anterior, fue una respuesta de una generación de artistas al culto a la razón de la sociedad occidental que, a su juicio, había desencadenado el horror de la Primera Guerra Mundial. Los surrealistas reivindicaron la importancia del inconsciente, la fantasía y los sueños como forma de alcanzar una verdad más profunda. Entre estos jóvenes artistas destacó Max Ernst, hijo de un profesor de sordos y artista aficionado, creció comprendiendo los mecanismos del mundo interior. La coincidencia del nacimiento de su hermana con la muerte de un pájaro que tenían como mascota, se convirtió en parte de su mitología personal, fuente de algunos de los temas que plasmó en su obra: criaturas mitad humanas mitad aves, alusiones a relaciones entre mujeres y bestias, y situaciones en las que lo morboso y lo erótico se confunden.
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Libro Libro Seminario Conciliar General 709.2 S11 ERNS (Navegar estantería(Abre debajo)) Ej.1 Disponible 91010550

Incluye Cronología (p.94-95) e Índice

Ruptura con la historia del arte: 1912 - 1921.-- la magia de los desplazamientos apenas perceptibles: 1922 - 1929.-- Loplop presenta: 1930 - 1949.-- El retorno de la bella jardinera: 1950 - 1976.-- Max Ernst 1891 - 1976.-- Cronología

Más allá de la pintura. Max Ernst en la Colección Würth muestra en el Museo Picasso Málaga un total de cincuenta y siete obras, entre las que destacan un importante conjunto de libros ilustrados, extraordinario tanto por su valor artístico como por las escasas ocasiones que se exponen de forma tan completa. Pinturas, esculturas, dibujos, collages y grabados forman esta exposición, que descubre el inquietante y extraordinario universo de Max Ernst (Brühl, Colonia 1891-París 1976), una de las principales figuras del arte del siglo XX, descrito por André Bretón como “la mente más magníficamente atormentada que pueda existir”. Las obras provienen de la Colección Würth (Künzelsau, Alemania), uno de los fondos privados más importantes de Europa.

“Mis vagabundeos, mis desasosiegos, mi impaciencia, mis dudas, mis creencias, mis alucinaciones, mis accesos de cólera, mis rebeldías, mi negativa a someterme a cualquier disciplina, aunque fuera la ideada por mí mismo… No han creado un clima propicio a una obra sosegada y serena”, así reflexionaba sobre su propio trabajo Max Ernst. Era 1970, ya en el ocaso de su vida. Quedaba atrás toda una existencia dedicada al experimento continuo, cuyo resultado fue una obra que constituye una de las más significativas aportaciones al arte de su tiempo, especialmente al movimiento surrealista.

El Surrealismo, como el Dadaísmo anterior, fue una respuesta de una generación de artistas al culto a la razón de la sociedad occidental que, a su juicio, había desencadenado el horror de la Primera Guerra Mundial. Los surrealistas reivindicaron la importancia del inconsciente, la fantasía y los sueños como forma de alcanzar una verdad más profunda.

Entre estos jóvenes artistas destacó Max Ernst, hijo de un profesor de sordos y artista aficionado, creció comprendiendo los mecanismos del mundo interior. La coincidencia del nacimiento de su hermana con la muerte de un pájaro que tenían como mascota, se convirtió en parte de su mitología personal, fuente de algunos de los temas que plasmó en su obra: criaturas mitad humanas mitad aves, alusiones a relaciones entre mujeres y bestias, y situaciones en las que lo morboso y lo erótico se confunden.

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