Sociedades «amayéuticas». Jóvenes desorientados con las mismas necesidades que los adultos: todo partiendo de una razón reducida. -- Ateos, agnósticos y creyentes. La desconexión con la verdad. La necesidad del encuentro. -- El problema vital: la falta de sentido, la ausencia de asombro. -- El problema epistemológico: La identidad quebrada. -- El problema moral: responsabilidad, libertad y deseo. -- La fe arrinconada. Últimos apuntes ante la realidad religiosa contemporánea.
Tras varios años como profesor en una universidad católica, la pregunta para el autor era inevitable, ¿ qué tiene de diferente la educación católica de otra que no lo sea? La afirmación que encontrará el lector en estas páginas está muy lejos de las respuestas habituales: La educación católica ofrece una forma de pensar que permite conocer la realidad de una manera mucho más completa, plena y significativa. Este método es definido como inteligencia religiosa, y es necesario, como necesaria es la estética para comprender el arte o la inteligencia emocional para las relaciones, si no queremos abordar la vida de una razón reducida. Esta faceta del pensamiento ha sido abandonada por la modernidad, lo que ha con llevado una extrañeza generalizada ante el hecho religioso. Ya no se trata de una negación de Dios, sino un desinterés total por la pregunta sobre su existencia. La recuperación de este método es urgente tanto para creyentes como para no creyentes si se aspira a tener una vida verdadera independientemente de la respuesta a la que se llegue. La inteligencia religiosa no es la fe, sino la vía para enjuiciar mejor la vida. Para que nazca la fe es necesario, además, un encuentro significativo entre profesor y alumno; y que se reconoxca, desde la libertad y la gracia, la fuente que lo hace posible.