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San Francisco de Asís / G. K. Chesterton ; traducción Manuel Mercader

Por: Colaborador(es): Idioma: Español Lenguaje original: Inglés Editor: Buenos Aires : Lohlé-Lumen, 1995Descripción: 145 páginas ; 20 cmTipo de contenido:
Tipo de medio:
Tipo de soporte:
ISBN:
  • 9789503390559
Tema(s): Clasificación CDD:
  • 248.7 22
Contenidos:
El problema de san Francisco. -- El mundo de san Francisco. -- Francisco, el batallador. -- Francisco, constructor. -- El juglar de Dios. -- El Pobrecillo. -- Las tres órdenes. -- El espejo de Cristo. -- Milagros y muerte. -- El testamento de san Francisco.
Resumen: Podemos decir, si nos place, que san Francisco, en la desnuda y mísera simplicidad de su vida, se había asido, a pesar de todo, a un jirón de lujo: a las formas de la corte. Pero mientras en una corte hay un rey y cien cortesanos, en esta particular historia hubo un cortesano entre cien reyes. Porque el santo trató a la muchedumbre de los hombres como si fuera una muchedumbre de reyes. Y ésta fue en realidad de verdad la única actitud con que podía conmover a esa parte del hombre que quería conmover. No podía conseguirlo ofreciendo oro ni pan pues es proverbial que cualquier truhán puede convertir la liberalidad en simple escarnio. Ni tampoco lo lograría prodigando atención y tiempo pues numerosos filántropos y burócratas benévolos lo hacen con escarnio en sus corazones mucho mas frío y horrible. Ni planes ni propuestas ni arreglos suficientes pueden devolver la autoestima y el sentimiento de estar hablando con un igual al hombre quebrado. Puede lograrlo un gesto.
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Libro Libro Seminario Conciliar General 248.7 C437f (Navegar estantería(Abre debajo)) Ej.1 Disponible 91013537

El problema de san Francisco. -- El mundo de san Francisco. -- Francisco, el batallador. -- Francisco, constructor. -- El juglar de Dios. -- El Pobrecillo. -- Las tres órdenes. -- El espejo de Cristo. -- Milagros y muerte. -- El testamento de san Francisco.

Podemos decir, si nos place, que san Francisco, en la desnuda y mísera simplicidad de su vida, se había asido, a pesar de todo, a un jirón de lujo: a las formas de la corte. Pero mientras en una corte hay un rey y cien cortesanos, en esta particular historia hubo un cortesano entre cien reyes. Porque el santo trató a la muchedumbre de los hombres como si fuera una muchedumbre de reyes. Y ésta fue en realidad de verdad la única actitud con que podía conmover a esa parte del hombre que quería conmover. No podía conseguirlo ofreciendo oro ni pan pues es proverbial que cualquier truhán puede convertir la liberalidad en simple escarnio. Ni tampoco lo lograría prodigando atención y tiempo pues numerosos filántropos y burócratas benévolos lo hacen con escarnio en sus corazones mucho mas frío y horrible. Ni planes ni propuestas ni arreglos suficientes pueden devolver la autoestima y el sentimiento de estar hablando con un igual al hombre quebrado. Puede lograrlo un gesto.

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