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Cristo, tierra de los vivos : meditaciones teológicas sobre la resurrección / Oliver Clement ; tradujo Mercedes Huarte Luxan.

Por: Colaborador(es): Idioma: Español Lenguaje original: Francés Series Colección Nueva Alianza ; 259Editor: Salamanca : Sígueme, 2017Descripción: 171 páginas. ; 21 cmTipo de contenido:
Tipo de medio:
Tipo de soporte:
ISBN:
  • 9788430122080
Títulos uniformes:
  • Le Christ, terre des vivants Español (Huarte Luxan)
Tema(s): Clasificación CDD:
  • 248 22
Contenidos parciales:
El cuerpo espiritual. -- El sentido de la tierra.
Resumen: La base del cristianismo es la resurrección de Jesús, testimoniada por sus seguidores más cercanos aquel memorable primer día de la semana. En el descubrimiento de la tumba abierta, que no vacía sino llena de los resplandores del «relámpago» y de la «nieve» como los vestidos de Cristo sobre el monte de la transfiguración, se evoca el mundo abierto de la ascensión, abierto a las llamas y a los vientos de pentecostés. Esta inversión de la «kénosis» hace que la tierra se convierta en el centro simbólico de lo real y la imantación de la gravedad se vuelva imantación de lo celestial. El esplendor por excelencia ha bajado de los cielos y establecido su morada definitiva en medio de sus criaturas. Con la resurrección de Jesús de Nazaret, el Cristo, la tierra de los muertos se vuelve tierra de los vivos y se revela como el gran icono. Pero en absoluto se trata de la representación de lo irrepresentable, es decir, de la resurrección misma, sino de la muerte vencida, de la sombra iluminada, de la «tiniebla transluminosa» del Dios vivo con nosotros.
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Tipo de ítem Biblioteca actual Signatura topográfica Copia número Estado Código de barras
Libro Libro Seminario Conciliar General 248 C51 No.259 (Navegar estantería(Abre debajo)) Ej.1 Disponible 91013386

Incluye referencias bibliográficas en pie de página e índices

El cuerpo espiritual. -- El sentido de la tierra.

La base del cristianismo es la resurrección de Jesús, testimoniada por sus seguidores más cercanos aquel memorable primer día de la semana.

En el descubrimiento de la tumba abierta, que no vacía sino llena de los resplandores del «relámpago» y de la «nieve» como los vestidos de Cristo sobre el monte de la transfiguración, se evoca el mundo abierto de la ascensión, abierto a las llamas y a los vientos de pentecostés.

Esta inversión de la «kénosis» hace que la tierra se convierta en el centro simbólico de lo real y la imantación de la gravedad se vuelva imantación de lo celestial. El esplendor por excelencia ha bajado de los cielos y establecido su morada definitiva en medio de sus criaturas.

Con la resurrección de Jesús de Nazaret, el Cristo, la tierra de los muertos se vuelve tierra de los vivos y se revela como el gran icono. Pero en absoluto se trata de la representación de lo irrepresentable, es decir, de la resurrección misma, sino de la muerte vencida, de la sombra iluminada, de la «tiniebla transluminosa» del Dios vivo con nosotros.

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