Dramatis personae. -- Escenografías. -- Los amigos del Desierto. -- Las asambleas del hoggar. -- Stubemann. -- Jehuda Serbal. -- El desierto en casa. -- la tormenta de arena. -- Las hermanas Rosa, Lila y Azul. -- Shasu, el guía. -- Instalación en Beni Abbés. -- El dibujante de desiertos. -- La escritura rota. -- Coda.

«Gracias a la contraportada de un libro supe que residía en Brno un hombre que había dedicado buena parte de su vida a viajar por muchos de los desiertos del planeta.» Así arranca la historia de Pavel, a quien una serie de misteriosas circunstancias le llevan a cambiar el rumbo de su vida. Por culpa de una enigmática asociación, llamada «Amigos del Desierto», el protagonista de este relato irá quedando hechizado por una rara experiencia. En sus repetidos viajes al Sahara, al principio acompañado por los amigos y finalmente solo, se adentra en el desierto, esa metáfora del infinito.

Nada es lo que parece. Cada personaje, cada situación invitan a la aventura más importante, que no es otra que la interior. Desde la meditación zen hasta las pinturas de Rothko, pasando naturalmente por San Juan de la Cruz y el Maestro Eckhart, son incontables los artistas, pensadores y místicos que han puesto su granito de arena en la poética del vacío: Charles de Foucauld, Edmond Jabès, Antoine de Saint-Exupéry...

Con pulcritud y sobriedad, El amigo del desierto se inserta en esta tradición. En la estela del famosísimo Siddharta, de Hesse, o del imprescindible Los ojos del hermano eterno, de Zweig, Pablo d’Ors da con esta obra un osado paso en profundidad. Un libro sobre el silencio y la contemplación. Un regalo para los buscadores del absoluto.