Imagen de OpenLibrary

La muerte de Cristo. Meditaciones sobre la Semana Santa Joseph Ratzinger; traducción Gabriel Lanzas

Por: Colaborador(es): Idioma: Español Series Colección Libros de Bolsillo ; No.93Editor: Madrid Encuentro 2013Descripción: 49 páginas 18 cmTipo de contenido:
Tipo de medio:
Tipo de soporte:
ISBN:
  • 9788499201801
Tema(s): Clasificación CDD:
  • 22 202 C521 No.93
Contenidos parciales:
De dónde nacen mis meditaciones sobre la Semana Santa.-- Viernes Santo.-- Sábado Santo.-- Oración
Resumen: Sí, Jesús ha muerto, ha "descendido" a la profundidad misteriosa a la que la muerte nos conduce. Ha marchado hacia la soledad más extrema, donde nadie nos puede acompañar. En efecto, "estar muerto" comporta ante todo la pérdida de la comunicación, una soledad en la que el amor ya no puede avanzar. En ese sentido, Cristo fue "al infierno", cuya esencia es justamente la privación del amor, la separación de Dios y de los hombres. Pero allí donde llega Él, el "infierno" deja de ser infierno, puesto que él mismo es la vida y el amor, puesto que él es el puente que une al hombre y a Dios y, por eso mismo, también a los hombres entre ellos. Así, el descenso es al mismo tiempo también transformación: ya no existe la última soledad».
Valoración
    Valoración media: 0.0 (0 votos)
Existencias
Tipo de ítem Biblioteca actual Signatura topográfica Copia número Estado Código de barras
Libro Libro Seminario Conciliar General 202 C521 No.93 (Navegar estantería(Abre debajo)) Ej.1 Disponible 91009840

Incluye Oración (P.50) e índice

De dónde nacen mis meditaciones sobre la Semana Santa.-- Viernes Santo.-- Sábado Santo.-- Oración

Sí, Jesús ha muerto, ha "descendido" a la profundidad misteriosa a la que la muerte nos conduce. Ha marchado hacia la soledad más extrema, donde nadie nos puede acompañar. En efecto, "estar muerto" comporta ante todo la pérdida de la comunicación, una soledad en la que el amor ya no puede avanzar. En ese sentido, Cristo fue "al infierno", cuya esencia es justamente la privación del amor, la separación de Dios y de los hombres. Pero allí donde llega Él, el "infierno" deja de ser infierno, puesto que él mismo es la vida y el amor, puesto que él es el puente que une al hombre y a Dios y, por eso mismo, también a los hombres entre ellos. Así, el descenso es al mismo tiempo también transformación: ya no existe la última soledad».

No hay comentarios en este titulo.

para colocar un comentario.