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La Iglesia, rostro de Cristo Benedicto XVI, Papa

Por: Idioma: Español Lenguaje original: Italiano Editor: Madrid Cristiandad 2007Descripción: 211 páginas 18 cm Tipo de medio:
Tipo de soporte:
ISBN:
  • 9788470575082
Tema(s): Clasificación CDD:
  • 22 262 B353
Resumen: En sus catequesis semanales desde el 15 de marzo de 2006 al 14 de febrero de 2007, el papa Benedicto XVI evocó las figuras de los doce apóstoles y de los primeros discípulos de Cristo, los santos y apóstoles Pablo, Esteban, Timoteo y Tito, Bernabé, Silas y Apolo, los esposos Priscila y Áquila, y las mujeres al servicio del Evangelio. Con el estilo sintético y asequible que le caracteriza, Benedicto XVI, a quien ya algunos llaman en Roma “el papa de las homilías”, presenta el cristianismo como un “estar con Jesús”, y por tanto la necesidad de conectar con aquellos a los que el mismo Dios encarnado eligió para que fueran “expertos en Jesús” y transmitieran el Evangelio. La tradición nos une –en la Iglesia y gracias a la sucesión apostólica– con esos primeros cristianos y cristianas a los que los apóstoles supieron transmitir una fuerza que transformó sus vidas y el mundo en que vivían. Tras la reflexión inicial sobre los apóstoles y la tradición, Benedicto XVI hace un ágil retrato de cada uno de ellos, con episodios de particular belleza, como el de la confirmación del primado de Pedro tras la resurrección. Termina evocando con familiaridad personajes de la primitiva cristiandad. Como es el caso de los apóstoles, aquéllos dan pie al autor para sacar punta ascética a las virtudes en que fueron ejemplares.
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Libro Libro Seminario Conciliar General 262 B353 (Navegar estantería(Abre debajo)) Ej.1 Disponible 91009825

La voluntad de Jesús sobre la Iglesia y la elección de los Doce (15 de marzo de 2006).-- Los Apóstoles, testigos y enviados de Cristo (22 de marzo de 2006).-- El Don de la Comunión (29 de marzo de 2006).-- El servicio a la Comunión (5 de abril de 2006).-- La Tradición, comunión en el tiempo (26 de abril de 2006).-- La Tradición Apostólica (3 de mayo de 2006).-- La Sucesión Apostólica (10 de mayo de 2006).-- Pedro, el pescador (17 de mayo de 2006).-- Pedro, el Apóstol (24 de mayo de 2006).-- Pedro, la roca sobre la que Cristo fundó su Iglesia (7 de junio de 2006).-- Andrés, el Protóclito (14 de junio de 2006).-- Santiago el Mayor (21 de junio de 2006).-- Santiago, el Menor (28 de junio de 2006).-- Juan, Hijo de Zebedeo (5 de julio de 2006).-- Juan, el Teólogo (9 de agosto de 2006).-- Juan, el Vidente de Patmos (23 de agosto de 2006).-- Mateo (30 de agosto de 2006).-- Felipe (6 de septiembre de 2006).-- Tomás (27 de septiembre de 2006).-- Bartolomé (4 de octubre de 2006).-- Simón el Cananeo y Judas Tadeo (11 de octubre de 2006).-- Judas Iscariote y Matías (18 de octubre de 2006).-- Pablo, perfil del hombre y del Apóstol (25 de octubre de 2006).-- Pablo. El Espíritu en nuestros Corazones (15 de noviembre de 2006).-- Pablo. La vida en la Iglesia (22 de noviembre de 2006).-- Timoteo y Tito, los más íntimos colaboradores de Pablo (13 de diciembre de 2006).-- San esteban, Protomártir (10 de enero de 2007).-- Bernabé, Silas y Apolo (31 de enero de 2007).-- Las Mujeres al servicio del Evangelio (14 de febrero de 2007)

En sus catequesis semanales desde el 15 de marzo de 2006 al 14 de febrero de 2007, el papa Benedicto XVI evocó las figuras de los doce apóstoles y de los primeros discípulos de Cristo, los santos y apóstoles Pablo, Esteban, Timoteo y Tito, Bernabé, Silas y Apolo, los esposos Priscila y Áquila, y las mujeres al servicio del Evangelio. Con el estilo sintético y asequible que le caracteriza, Benedicto XVI, a quien ya algunos llaman en Roma “el papa de las homilías”, presenta el cristianismo como un “estar con Jesús”, y por tanto la necesidad de conectar con aquellos a los que el mismo Dios encarnado eligió para que fueran “expertos en Jesús” y transmitieran el Evangelio. La tradición nos une –en la Iglesia y gracias a la sucesión apostólica– con esos primeros cristianos y cristianas a los que los apóstoles supieron transmitir una fuerza que transformó sus vidas y el mundo en que vivían. Tras la reflexión inicial sobre los apóstoles y la tradición, Benedicto XVI hace un ágil retrato de cada uno de ellos, con episodios de particular belleza, como el de la confirmación del primado de Pedro tras la resurrección. Termina evocando con familiaridad personajes de la primitiva cristiandad. Como es el caso de los apóstoles, aquéllos dan pie al autor para sacar punta ascética a las virtudes en que fueron ejemplares.

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