Esta obra singular en el conjunto de la literatura espiritual cristiana: por su calidez y senceridad, por la sencillez de la expresión, por lo mesurado del tono, por las vívidas descripciones, por la fidelidad con que transmite las experiencias de su héroe. El peregrino, más que autor, es el protagonista de esta obra misteriosa, resume, en una figura muy conocida dentro del pasaje humano de la Rusia del siglo XIX, las experiencias vividas por más de un cristiano decidido a llevar su fe hasta las últimas consecuencias.