Milan Kundera explora en estas paginas las perplejidades del hombre ante el mundo contemporáneo y las posibilidades que el arte en particular la literatura y la música posee para iluminar la existencia humana. Con la libertad de los grandes creadores, el novelista y pensador checo concita aquí una personal galería imaginaria del arte moderno en la que la obra de pintores como Bacon, escritores como Beckett o Fuentes y músicos como Janaek o Schönberg se convierten, sobre todo, en «una razón para vivir este accidente desprovisto de sentido que es la vida». Además, y como si de viejos amores se tratara, el autor vuelve también sobre antiguos textos suyos, para dialogar con ellos sobre asuntos tan diversos como fundamentales, de índole tanto existencial como estética. Así, analiza las transformaciones que ha sufrido la novela en los últimos siglos, el papel de lo cómico en Rabelais, las intersecciones de la gran literatura centroeuropea (Broch, Gombrowicz o Kafka) con el barroquismo antillano (Carpentier, García Márquez o Aime Cesaire) o el deber de la memoria con respecto a las tragedias vividas por la humanidad durante el siglo XX, un tema a partir del cual analiza con gran lucidez la novela La piel, de Curzio Malaparte.